miércoles, 13 de abril de 2011

Creatividad en el proceso psicoterapéutico




Cuando pensamos en creatividad regularmente concebimos una actividad en relación al arte. Sin embargo, la creatividad puede estar presente y es necesaria en todas las áreas de nuestra vida. Podemos definirla como la habilidad y el poder que cualquier ser humano posee de producir o convertir algo de forma innovadora, dando nuevos matices o perspectivas a la realidad tal cual la conocemos.

Por lo general, los modelos de pensamiento creativo conservan en común factores como: existencia de un problema, recolección de información, análisis y creación de alternativas, incubar la información completa y dar nacimiento en síntesis a un nuevo producto, idea o creación.

Encontramos así que el proceso de pensamiento creativo se asemeja en gran medida al proceso de psicoterapia en el que, aunado a otros recursos psicoterapéuticos, permite en sí mismo crear a partir de las necesidades del cliente las condiciones idóneas para su sanación. Un abordaje creativo en psicoterapia puede incluir alejarse de la obviedad, del camino seguro y previsible, permitiendo una fluidez en el desarrollo de la sesiones, e incluso aludir a los recursos inconscientes del paciente (y ¿por qué no? también del propio terapeuta) para el fluir natural de la experiencia, de forma espontánea y equilibrada.

Si tomamos en cuenta que el motivo de consulta se encuentra ligado a respuestas rígidas por parte del paciente en su vida cotidiana, las manifestaciones de esta rigidez se encuentran estrechamente relacionadas con una falta o disfunción de su creatividad. Las pautas poco saludables consisten precisamente en aplicar una misma solución cuando ha agotado su efectividad o aún cuando el contexto ha cambiado, la persona se encuentra ante el temor y la evasión de la incertidumbre y de su vulnerabilidad emocional. Vencer el miedo a lo desconocido puede representar para el paciente un mundo de posibilidades inexploradas donde podría residir la solución a sus problemas. De ahí que Joseph Zinker nos diga: “Aquel que se atreve a crear, a trasponer límites, no sólo participa de un milagro, sino que llega además a descubrir que, en su proceso de ser él, es un milagro.”

En el humanismo buscamos que la persona desarrolle su creatividad en el día a día, no solamente ante las crisis cuando se encuentra más propensa a hacerlo. El mismo Rogers (1961) afirma que “la fuerza detrás de la creatividad es la tendencia hacia la actualización”, considerando como condiciones asociadas a este proceso creativo: 1) Apertura a la experiencia, 2) Habilidad para evaluar la situación de acuerdo a estándares personales y 3) La habilidad de experimentar y permanecer en situaciones inestables. Las máximas creaciones durante el proceso terapéutico creativo serán nuevas formas de personalidad resultando como producto final una persona completamente funcional que al desarrollar apertura, vivir existencial y confianza en su self verdadero puede llegar a la libertad experiencial. Y desde este nuevo sitio acceder a su voluntad por mejorarse a sí misma y también por participar con mayor vigor en el mundo, ayudando a la actualización de otros.

Otros humanistas como Fromm, May, Maslow y Allport también plantean que el reajuste de la personalidad es equiparable a la creatividad. Y que todo cambio involucra correr riesgos y realizar actos creativos. Es precisamente en estos procesos y actos donde reside para la Gestalt el cambio, la toma de conciencia y conducta, guiando el camino hacia la transformación. Es en una terapia creativa donde se propicia el encuentro mediante un proceso de crecimiento, resolución de problemas y una forma especial de aprendizaje que permite al individuo crear por si mismo toda una nueva gama de aspiración hacia el cambio saludable (Zinker, 1977)

Las metas de una psicoterapia abordada como proceso creativo serán restaurar la habilidad de autoregulación y contacto, habilitando el afrontamiento creativo de los eventos cotidianos, alcanzando objetivos que no solamente sean buenos, sino también deseables.

Sería positivo reflexionar activamente ¿qué aporta nuestra experiencia a nuestra creatividad?, ¿cómo influye en nuestra percepción sobre la vida? Y sobre todo, si utilizamos nuestro potencial creativo o si hoy es un buen día para comenzar a descubrirlo. 

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